Alinea tus Objetivos con tu Propósito.

“La verdadera medida de la vida es cuán bien estamos alineados con nuestro propósito.” 

Oprah Winfrey

 

¿Estás enfocando tu energía en lo que realmente importa?

¿Te has preguntado últimamente si lo que estás persiguiendo tiene sentido para ti?

Muchas personas se esfuerzan a diario por alcanzar objetivos que, en realidad, no desean. Lo hacen por inercia, por costumbre o porque en algún momento creyeron que ese era el camino correcto. Pero vivir así desgasta, desconecta y genera una sensación constante de insatisfacción.

En este artículo te propongo una mirada clara y estratégica: revisar qué hay detrás de tus metas actuales y ayudarte a descubrir si realmente están alineadas con tu propósito personal. Porque cuando tus objetivos reflejan quién eres hoy —y no quién fuiste o quién crees que “deberías” ser—, todo empieza a tener más sentido.

¿Qué es el propósito y por qué es tan importante?
El propósito es el objetivo principal que da dirección a nuestras acciones y decisiones, guiándonos hacia lo que realmente importa en nuestra vida. Es lo que hay detrás del “por qué” te levantas cada mañana y haces lo que haces.
Una persona con propósito no necesariamente tiene todo claro, pero sí sabe hacia dónde quiere avanzar. El propósito funciona como una brújula: te ayuda a elegir, a priorizar y a enfocar tu energía.
Es importante destacar que el propósito no es una meta concreta, sino una orientación más amplia y duradera, que puede evolucionar con el tiempo, pero siempre refleja quiénes somos en lo más profundo.
Los objetivos, sin embargo, son metas concretas que trazas a corto o medio plazo. Son el “qué” haces y “cómo” lo haces.
En resumen, podríamos decir que el propósito te da dirección, mientras que los objetivos son los pasos concretos para alcanzarlo.
El problema aparece cuando los objetivos no tienen conexión con lo que de verdad importa para ti. Entonces se convierten en una fuente de desgaste, no de crecimiento.

¿Tus metas aún te representan?

Una pregunta clave para comenzar este trabajo de alineación es:

¿Esto que estoy haciendo me representa hoy?

Muchas veces acumulamos metas que respondían a una versión anterior de nosotras mismas, o a lo que otras personas esperaban de nosotras. Repetimos objetivos profesionales, personales o económicos que ya no nos ilusionan, pero seguimos en ellos por compromiso, miedo o falta de claridad.

Aquí te propongo una herramienta sencilla para analizar cualquier meta que tengas ahora mismo en mente:

Pregúntate:

  1. ¿Esto me representa?

  2. ¿Esto me motiva o me da energía?

  3. ¿Esto me acerca a la vida que quiero construir?

Si no puedes responder con un “sí” claro a al menos dos de estas tres preguntas, es probable que ese objetivo necesite ser revisado o reformulado.
¿Y qué tiene que ver esto con el propósito del que hablaba antes?
Pues la respuesta es que la clave es alinear esos objetivos con aquello que nos conecta de verdad, con esa brújula que nos ayuda a vivir de manera coherente.


3 claves para reconectar con lo que sí tiene sentido.

Una vez que tomas conciencia de que algo no encaja, el siguiente paso es redirigir tu energía hacia lo que sí está alineado contigo. Aquí te comparto tres claves prácticas para comenzar.

1. Escucha lo que ya sabes

A veces lo más valioso no está en hacer listas, sino en parar y observar cómo te sientes. Tu cuerpo y tus emociones ya te están hablando. ¿Sientes entusiasmo cuando piensas en esa meta? ¿Te da energía? Entonces probablemente estás alineada. Si, en cambio, aparece el cansancio, la apatía o la ansiedad… quizás va siendo hora de replantearla.

2. Quédate con lo que de verdad importa

No se trata de hacer más, sino de hacer con sentido. Revisa tus objetivos y pregúntate: ¿Esto representa lo que realmente quiero vivir ahora? A veces, elegir una sola meta —esa que te ilusiona o que sientes que te mueve por dentro— puede darte muchísima claridad.
Y si quieres afinar aún más, añade estas preguntas:

1.      ¿A qué me acerca?

2.      ¿De qué me aleja?

3.      ¿Qué quiero mantener porque me está haciendo bien?

Porque a veces enfocarse no es empezar de cero, sino reconocer lo que ya funciona y merece seguir contigo.

3. Diseña metas que te acompañen, no que te agoten

Una meta alineada con tu propósito no solo te acerca a un resultado, también hace que el camino tenga sentido. Antes de lanzarte a por ella, pregúntate: ¿Qué quiero sentir o experimentar mientras la consigo? Esa pregunta lo cambia todo, porque no se trata solo de llegar, sino de cómo lo vives mientras tanto. Así el proceso será coherente con tu bienestar.

 

Recuerda: tus metas están al servicio de tu vida, no al revés

Tener objetivos claros es importante. Pero más importante aún es que esos objetivos estén al servicio de una vida coherente con lo que eres y valoras. Tu propósito no es un destino fijo, es una dirección que puedes reconectar cada vez que lo necesites.

Haz una pausa, revisa lo que estás persiguiendo, y date permiso para cambiar de rumbo si lo que haces ya no te representa.

Porque como dijo Simon Sirek: "No se trata de lo que hagas, sino de por qué lo haces."

¿Por dónde empezar?

Puedes comenzar descargando gratuitamente mi ebook:
“10 claves para enfrentar tu miedo al cambio”, donde encontrarás herramientas adicionales para redirigir tus metas con más claridad.Puedes descargarlo aquí.

Y si quieres profundizar en este proceso de autoconocimiento y enfoque, puedes reservar una sesión gratuita conmigo aquí.

Siguiente
Siguiente

Transforma tus Creencias, Transforma tu Vida.